Servicio del Día del Señor del 25 de diciembre del 2022

(Lucas 2:1-20)

Pastor Sung Hyun Kim

¡El Evangelio que tiene que ser predicado a toda la humanidad! La noticia de que el Mesías había nacido en Belén finalmente llegó a Israel. Sin embargo, no fueron las personas influyentes como los sumos sacerdotes o los escribas quienes escucharon por primera vez este importante anuncio a través del ángel, sino los pastores que eran socialmente humildes y eran tratados con desdén por la gente. Mientras apacentaban su rebaño de noche, un ángel se les apareció y resplandecieron la gloria sobre ellos. Esta fue la gloria de Dios que dejo el templo de Jerusalén y el profeta Ezequiel presenció hace cientos de años atrás. La gracia de llevar esa gloria moró en las personas menos inesperadas.  

El ángel dijo: Hoy en la ciudad de David nació un Salvador, que es CRISTO el Señor. ¡Salvador! ¡Cristo! ¡Señor! El ángel al hablar sobre Jesús menciono tres nombres. Jesús es el ‘Salvador’. El nombre de Jesús significa el Señor es salvación’. Él vino a esta tierra para salvarnos de nuestros pecados, no para ayudarnos a ganar la competencia por la existencia en esta tierra. Esto no significa que nos quite la culpa psicológica, o que ya no tenemos que preocuparnos más del pecado. Él está tratando de quitarnos el pecado en sí.  

Jesús es ‘Cristo. ¡Él es Aquel que Dios ungió y envió! Toda obra que Él hizo para salvarnos no las hizo según Su propia voluntad, sino las hizo según la ordenanza de Dios quien lo envió. A través de esto, reveló el honor de Dios. Jesús también es elSeñor. Esto no solo significa que somos sus siervos. Los israelitas usaban la palabra ‘Señor’ para referirse a Dios, y no se atrevían a pronunciar el sobrenombre de Dios, así que usaron la palabra ‘Señor’ en su lugar. Por lo tanto, el decir que Jesús es el Señor significa que Él es Dios. 

Como escucharon los pastores, Jesús vino a nosotros como el Salvador, como Cristo y como Dios. Sin embargo, el lugar donde los pastores tenían que ir para confirmar el nacimiento de Aquel que es grande no era un templo magnífico o un palacio espléndido. El ángel dijo: Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Así es. Cuando nuestro Salvador, nuestro Cristo, nuestro Dios vino a esta tierra para salvarnos de los pecados, vino en un lugar apestoso, sucio, frío, ruidoso con animales y extremadamente humilde.  

En ese momento, los judíos lo menospreciaron y lo rechazaron. Si se hubieran dado cuenta de que esa apariencia apestosa, sucia, lamentable y humilde era su propia realidad, habrían anhelado con fervor al Salvador, y entonces habrían podido encontrar al Señor que se está esforzando para la salvación con un corazón de misericordia. Esto es igual ahora. Aunque asistan a la iglesia y lleven su vida de fe, en el caso de que olviden su condición y pierdan su fervor hacia el Salvador, se alejaran cada vez más del Señor. ¿Será que ha perdido el amor apaisado por el Señor en la fe y solo quedan formalidades? En lugar de recibir la palabra del Señor con un corazón ferviente, ¿será que se está justificando al reinterpretarla acorde a sus propios pensamientos? Ahora aceptemos con un corazón humilde su realidad miserable. Tenga un encuentro verdadero con Jesús quien es el Salvador, Cristo y Dios. Convirtámonos en objetos de gracia en donde more la gloria de Dios.