Servicio del Día del Señor del 11 de diciembre del 2022

El Espíritu Santo vino en el nombre de Jesús

(Juan 14:25-31)

Pastor Sung Hyun Kim

“Padre Dios, hoy compre un boleto de la lotería. Ayúdame a ganar el primer puesto. He orado en el nombre de Jesús. Amén.” “Padre Dios, ayuda para que mi país pueda clasificar a las semifinales del mundial. Oro en el nombre de Jesús. Amén.” Habrá muchos cristianos que se decepcionan luego de orar de esta manera y no recibir la respuesta. Y en ocasiones se preguntarán diciendo, “¿No prometió Jesús, ‘Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré’? 

Claro que sí. Sin embargo, esto no significa que al presionar el código ‘En el nombre de Jesús’, Jesús salte sorprendido al escuchar Su nombre y conceda nuestros deseos. Incluso hay personas que piden cosas injustas delante de Dios en el nombre de Jesús. Pero en el caso de que si fuera concedido y perjudique la gloria de Dios, ¿será que Jesús concederá esa oración? Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Así es. Cuando tenemos un corazón sincero para el nombre de Jesús, y cuando nuestra petición manifiesta la gloria de Dios, Jesús prometió que lo concedería.  

El querer buscar su propia gloria sin importar qué suceda con la gloria de Dios es el pecado que viene de la naturaleza del hombre que cayó. Por eso Dios da la salvación y envía al Espíritu Santo al hombre que no tenía más opción que perecer. A través de esto, no solo obtenemos la identidad legal de ser santos, sino que también obtenemos la fuerza para vencer el pecado. Por lo tanto, ahora nuestra vida ya no debe ser una vida que pide por su propia voluntad, sino la vida que continúa la obra de Jesús, ósea la vida que pide la gloria de Dios. Acá esta la razón por la cual el Espíritu Santo mora en nosotros. 

El Espíritu Santo vino por el nombre de Jesús. Esto no significa que el Espíritu Santo clama el nombre de Jesús, sino que el Espíritu Santo vino representando a Jesús y hace la obra de Jesús. Esto es lo mismo cuando Jesús dijo, Yo he venido en nombre de mi Padre.” Jesús vino representando al Padre y al realizar la obra del Padre reveló la gloria del Padre. De la misma manera, el Espíritu Santo vino como el representante de Jesús y al hacer la obra de Jesús revela la gloria de Jesús. Este es el Espíritu Santo que mora en nosotros.  

El Espíritu Santo nos recuerda la obra y la palabra de Jesús y hace que entendamos el significado de esto más profundamente. El Espíritu Santo no hace que conozcamos algo nuevo, sino hace que conozcamos la verdad que ya fue revelada por Jesús. Hasta el día en que entremos en el reino de Dios, todo lo que nos permite vencer el Hades y finalmente obtener la victoria final ya fue dado por medio de Jesús. El Espíritu Santo nos enseña y hace recordar estas cosas para que podamos participar en la obra de Jesús. Ahora deje ir su propia voluntad y entréguese a la guía del Espíritu Santo. Cuando toda la iglesia obedece completamente al Espíritu Santo es cuando se revela la gloria de Jesús.